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La ciencia del arcoiris


Arcoiris

Por Ana María Sánchez

anitasanz37@hotmail.com


¿Por qué aparece el arco iris? ¿Por un tronco viejo o un entierro de oro? ¿Por qué ese orden de colores? ¿Qué condiciones debe haber para que aparezca?


La luz es la razón por la cual podemos ver los objetos, existen las formas de vida en el planeta y aparece el arco iris en el cielo.


La luz es una manifestación de la energía en forma de radiación electromagnética, es decir, un conjunto de ondas con componentes de electricidad y magnetismo. Las ondas –como las que se hacen el agua cuando tira una piedra- tienen energía, amplitud –qué tan altas son-, frecuencia –las veces que se repite- y una longitud –la distancia entre dos crestas (partes altas) o dos valles (partes bajas) o “anchura”.


Gracias a las diferentes longitudes de onda, las radiaciones electromagnéticas se organizan en un espectro. En una sección de este espectro, se encuentran las radiaciones de la luz “visible”, es decir las ondas que dan origen a los distintos colores que el ojo humano puede captar y que juntos, constituyen la luz blanca.


Las longitudes de onda de la luz “visible” son muy pequeñas, por lo que se miden en nanómetros. Siendo un nanómetro una millonésima parte de un milímetro. En una regla cualquiera, observe la distancia entre dos de las rayitas más pequeñas, y ese espacio divídalo en un millón de partes: ya se imaginará, lo fina que es una ondita de luz.


Sin querer desviarme del tema, quisiera mostrarle lo genial que es percibir el color de un objeto:


Esa camiseta verde que tanto le gusta, absorbe todas las longitudes de onda (colores), a excepción de la longitud de onda del color verde, la cual refleja, para ser captada por los conos –células que permiten la visión de los colores- presentes en los ojos. Por esto incluso podría pensarse, que las cosas son realmente de todos los colores, menos de aquel del que las vemos.


Esto, con excepción del blanco, el cual no absorbe ningún color y los emite todos –la sumatoria de todos los colores da como resultado el blanco-, y el negro, que absorbe todos los colores y no emite alguno.


Ahora sí, gracias por la pausa, pasemos a entender el arco iris:


Aparece en el cielo porque la luz del sol interactúa con millones de gotas de agua -por eso se da con la lluvia o en cascadas-. Cuando un rayo de luz atraviesa una gota, cambia su dirección varias veces. Primero, se refracta (es decir, se desvía) moviéndose al extremo opuesto de aquel por donde entró, luego se refleja en la cara interna de la gota, para refractarse nuevamente y salir de ella. Al salir ocurre su dispersión: el rayo de luz se afecta de tal manera, que las distintas longitudes de onda de las que está compuesto (y que pertenecen al espectro “visible”), pueden verse, siendo éstas los colores que conocemos.


Esto sucede porque las gotas, actúan como si fueran prismas. Queda claro entonces, que no aparece por un tronco viejo o un entierro de oro.


Los colores del arco iris, van desde el rojo, el de longitud de onda mayor (entre 760 y 620 nanómetros), que se encuentra en el borde externo del arco iris, pasando por anaranjado, amarillo, verde, azul, índigo, hasta llegar al violeta, que es el de menor longitud de onda (entre 450 y 400 nanómetros) y que se encuentra en el borde interno. Esta organización de longitudes de onda, de mayor a menor en el arco iris, explica porqué los colores aparecen en ese orden.


Poder ver un arco iris no es tan sencillo como se creería, aparece gracias a condiciones matemáticamente precisas y de clima, así:


Es necesario que el Sol se encuentre detrás de quien observa, y debe haber un ángulo de 42º entre el arco iris reflejado a nuestros ojos y el rayo de luz solar, para ver el borde externo, y un ángulo de 40º, para ver el borde interno. Estos ángulos que siempre se mantienen, fueron demostrados por René Descartes.


Y en cuanto al clima, la lluvia no debe ser muy fuerte y debe ser a una velocidad constante que las gotas caigan. Por eso, no siempre que llueve vemos un arco iris.


Por último, algo que llama mucho la atención, es que dos personas que observan, no pueden ver exactamente el mismo arco iris. Para cada uno de ellos, son distintas las gotas de agua que lo producen, por eso, cada persona que está observando, tiene su “propio” arco iris. Lo mismo sucede, si quien observa está cambiando de posición –que vaya en un carro o caminando-: verá desde cada nuevo lugar de observación, un arco iris distinto.


Como conclusión: los arco iris siempre han sido objeto de curiosidad del ser humano. Muchas civilizaciones buscaron la causa de su existencia, mediante mitos e historias que las personas creían y transmitían a sus hijos. Pero nosotros, hemos dejado atrás aquellas épocas clásicas de dioses y leyendas, porque tenemos una explicación, interesante y hermosa para muchos: la científica. Que el arco iris sea entonces para todos, un genial fenómeno óptico, y deje de ser causa de que se enterró oro en la montaña y demás cuentos que conocemos.

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